aeropuerto stress

Bueno, pues aquí estoy, en el primer ratito que he encontrado para empezar a contar esta historia.
Todo empezó el día 11 de abril, en el que por fin después de imprevistos y cambios de vuelos, estaba yo allí plantada en el aeropuerto con muy buenos ánimos y después de una noche en la que no sé por qué razón pude descansar bien.
Una vez en Barajas sufrí otro ataque de nervios porque resulta que debía disponer de un número para poder pasar por los EEUU (ya que hacía escala en Philadelphia) y que sin ese número no podía volar. Después de molestar a todos los amigos y familiares y despertarles el domingo por la mañanita finalmente el problema me lo tuvo que solucionar una azafata desde internet desde su móvil personal. La verdad es que la chica me vio agobiada porque únicamente faltaban 20 minutos para hacer el check in. Cuando por fin salió en su pantallita del móvil el numerito, me hizo tanta ilusión, que hasta la di un beso.
Después de dos cacheos por parte de las autoridades ,uno de ellos incluso una guardia civil me llevo detrás de una columna a toquetearme de arriba abajo ,por fin me vi embarcada en el vuelo a Philadelphia, rodeada de familias gordas estadounidenses que no paraban de comer bolsas de m&m’s industriales.
Más tarde, y con los cambios horarios y tal, que hacen que el día sea eterno, cogí por fin el vuelo que me llevaba a cancun,era un avión en plan autobús urbano ,muy pequeño y además casi vacío .Fue en ese momento cuando empecé a sentir una sensación increíble .el sol entraba por la ventanilla del avión y se veían las nubes como si fueran algodón, fue entonces cuando sentí la sensación ,de que me alejaba cada vez más de mi casa y que todavía me quedarían muchas cosas por descubrir y muchas sensaciones por sentir.